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LA TABLÍA
El
nombre de La Tablía viene de una vieja vaquería
denominada así y que aún sigue siendo explotada, "La Tablía"
seguramente venga dado por la enorme cantidad de tablas que la corriente atrae
a la playa situada a sólo unos metros de esta gran edificación.
La Tablía en la actualidad, a parte del enorme caserón que aún
existen "Las Casonas", es un gran urbanización con unos 50 chalets
en su mayoría de gente veranenante.

Playa
de La Tabía en bajamar
Estos terrenos donde se sitúan
los chalets en su día eran sólo pasto de vacas y pertenecian a Ramón
Fernández Celaya, quien fue alcalde de Suances entre 1912 y 1914 y que
consiguió que llegara la luz a Suances. Hacia 1926 Jara adquirió
estos terrenos y "Las Casonas", a las cuales añadió un
segundo piso y añadió lo que actualmente es la nave principal donde
se encuentra y encontraba el pajar y la cuadra. Jara fue quien denominó
de esta forma a lo que ,en un futuro, sería una pequeña población,
y así lo marcó como si fuera con fuego en la pared de dicha nave
donde en enorme letras rectangulares de azulejo azul aún se puede leer
"La Tablía", aunque la pata derecha de la "a" final
está algo desconchada.
 La
Nave nueva de La Tablía
Decían en aquella época
de los años 20 y 30, que aquellos eran los mejores pastos de España
por estar iodizados al lado del mar, dicha finca adquiriño por entonces
muy justa y merecida fama en el mundo de la ganadería, destacando por su
calidad una vaca llamada Alma y, más adelante, otra a la que se
dio el nombre de Alma II. Cuentan los más viejos que las vacas
y sementales que se alojaban en la nave nueva disfrutaban de compartimentos individuales
con suelo encerado de madera, sus "cosas" las hacían a su aire
y, al punto que acababan de hacerlas, se presentaba un camarero, con un cubo lleno
de agua y otros instrumentos de su oficio, que en un santiamén volvía
todo a estar en perfecto estado de limpieza.
 Playa
de la Tablía, foto años 60, al fondo Punta Ballota.

Playa de la Tablía y Punta Ballota en la actualidad
Jara
murió el 8 de febrero de 1951, heredando su hijo los bienes que su padre
hubiera deseado legar a su nuera y a su nieta por diferentes motivos. El hijo,
llamado Currito, no supo administrar sus bienes, y tuvo que entregar La Tablía
a Cándido Estrada quien la trabajó muy bien pero que al heredarlo
su hijo Candidín todo se fue al garete de nuevo despilfarrándolo
todo. Años más tarde muchos de los terrenos llegaría a
manos de Lopez Pablo S.A. quien los vendería a particulares, dividiendose
así el latifundio "La Tablía".
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